ROMANCERO
CONTEXTO HISTÓRICO LITERARIO-
El “Romancero” es una de las producciones literarias españolas medievales. La
Edad Media es un vastísimo período histórico que abarca desde el siglo V al XV.
Estos diez siglos fueron, en sus comienzos, considerados como de profundo
oscurantismo (periodo sombrío, infructuoso, e improductivo en la historia de
las ideas, ya que según varios historiadores, la iglesia se propuso abolir y
suprimir todo tipo de pensamiento e ideología que no le proporcionaba beneficio
alguno) y retroceso. El nombre mismo con el que se los señala tiene valores
despectivos, ya que es la Edad Media la edad de transición entre las maravillas
de la Antigüedad Clásica y las del Renacimiento del siglo XVI. Esta evaluación
del período es errónea y hoy podemos afirmar que la Edad Media es la matriz de
la sociedad occidental actual.
El
teocentrismo (es una
corriente de pensamiento que supone que Dios es el centro del universo y lo
rige todo, incluso las actividades humanas) es uno de sus rasgos
dominantes y el que contribuye a la unidad del período. Política, social y
económicamente el feudalismo es el sistema de organización medieval.
En el
proceso de formación de la literatura española aparecen el Mester u Oficio de
Juglaría y el Mester u Oficio de Clerecía. Este último es un oficio llevado
adelante por los clérigos, hombres instruidos de época que se dedicaban a la
creación literaria.
MESTER
DE JUGLARÍA– Entre los siglos XI y XII los juglares son
parte activa en la creación del perfil literario español. Menéndez Pidal nos
dice que:“…juglares eran todos los que se
ganaban la vida actuando ante un público para recrearlo con música, o
literatura, o con charlatanería o con juegos de manos, acrobatismo, mímica,
etc.” (“Poesía juglaresca y juglares”, Ed. Austral, Buenos Aires, 1945). De
acuerdo con estas palabras, podemos caracterizar al juglar como un personaje
social, protagonista de los espectáculos de la época.
La historia
los señala también como personas de reputación dudosa por la vida ligera y
libertina que solían llevar. Sin embargo, aquellos que daban muestras de
talento artístico vinculado con el canto y la ejecución de instrumentos, eran
muy respetados. Unos se dedicaban al canto épico y otros al lírico, aunque se
presume que en muchos casos cultivaban ambos géneros. Su función era entretener
a todo tipo de público y se tiene noticia de que alrededor del siglo XII su
espectáculo se realizaba en las cortes.
Estos profesionales
del espectáculo fueron los encargados de transmitir, organizar y preservar el
conjunto de composiciones que terminan de fijar sus caracteres esenciales hacia
el siglo XV que se ha dado en llamar “Romancero”, y que se define como el
conjunto de los romances tradicionales (populares, anónimos, variables) que se
generan a fines de la Edad Media (siglos XIV y XV) y a comienzos del siglo XVI.
Los romances son anónimos, no porque se haya olvidado el nombre del autor, sino
porque son una creación colectiva. Hubo un autor inicial para cada poema, pero
luego cada juglar que lo cantó, cada persona que lo fue transmitiendo oralmente
a otra, pudo modificarlo un poco. Se olvidaron fragmentos, se le agregaron
versos o se cambiaron palabras.
La
publicación de los romances fue posterior a su popularidad. Por primera vez
fueron publicados en los “Cancioneros” del siglo XVI. Posteriormente, en
pliegos sueltos que tuvieron gran éxito.
LA PALABRA “ROMANCE”– El
nombre de romance tiene indudablemente un origen vinculado inicialmente a la
lengua utilizada, designada “romanz” porque derivaba del latín, lengua de los
romanos; y en tal calidad era un término adjetivo. El vocablo “romance”
significó, en un primer sentido, lengua
vulgar, por oposición al latín, cuyo uso era privilegio de los hombres
cultos, letrados. También designó, desde la Edad Media, a las nacientes
literaturas redactadas en esa lengua
neolatina. Recién a partir de mediados del siglo XV el sentido de la palabra se
restringe para denominar, exclusivamente, a las breves composiciones épico-líricas (es decir, composiciones en que
alternan elementos objetivos y subjetivos), que se cantan al son de un
instrumento musical.
Con la aparición
de la imprenta, la popularidad de los romances pronto llevó a que se publicaran
recopilaciones. Se considera que la primera de dichas recopilaciones fue
realizada por Martín Nuncio y publicada en Amberes hacia 1550. En el siglo XVII
apareció una muy amplia compilación de romances, con el título de Romancero
General. En tiempos recientes, ha sido sumamente trascendente la obra recopilatorio
efectuada por Ramón Menéndez Pidal.
DEFINICIÓN
MÉTRICA– El romance
es una serie indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los versos
pares. El romance era, en su origen, una serie indeterminada de versos de
dieciséis sílabas, monorrimos y asonantados. Luego, al publicarlos, se prefirió
la forma octosilábica que resulta de la división del verso primitivo en sus
hemistiquios.
DEFINICIÓN
POÉTICA– El
romance es un breve poema épico-lírico destinado al canto. El carácter épico
está dado por lo narrativo: se cuentan sucesos. A la vez son líricos, porque
aparecen los sentimientos y emociones del autor frente a esos hechos. Ambos
elementos poéticos se fusionan en el romance, integrando una unidad
indestructible.
ORÍGENES–
Existen tres posibles orígenes de
los romances
1.
Refundiciones de los antiguos cantares de gesta: Los
cantares de gesta eran grandes composiciones líricas que narraban las hazañas
de los héroes. Los juglares realizan una labor que determina la continuidad del
género cuando este corre el riesgo de agotarse. Así, los viejos poemas son
reelaborados mediante adiciones, variantes, etc., que los renuevan parcialmente
sin cambiar su núcleo fundamental, tomando las partes del cantar más
llamativas, los episodios más atractivos, y agregándole lo que ellos percibían
que al público más le gustaba. A eso se le llamó refundición, que a su vez
fueron cambiándose casi naturalmente, al ser repetidas por el pueblo según lo
que recordaban en el boca a boca.
2.
Noticia de algún hecho de la época: Otro origen son las
noticias que el juglar, que era una persona itinerante, iba recibiendo de
pueblo en pueblo. Estos acontecimientos también le servían al juglar para armar
su romance. De esta manera, el juglar se transformaba en el único medio para
conocer los hechos que estaban sucediendo en otras partes de España.
3.
Cantos de diverso origen: Como última fuente genética del
“Romancero” podemos englobar en una misma categoría toda una serie de cantos de
tema estrictamente novelesco, como los relativos al ciclo carolingio (sector de
la historia francesa relativa al emperador Carlomagno) y al ciclo bretón (el
rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda). También las baladas,
canciones similares a los romances que se difunden por toda Europa en la misma
época.
CLASIFICACIÓN– De
acuerdo a los temas, los romances se clasifican en:
1. Romances
heroico-caballerescos- Son aquellos derivados directamente
de los cantares de gesta y las leyendas caballerescas. Exaltan a los héroes y
sus aventuras.
2. Romances
noticieros o históricos contemporáneos– Son los que
informan sobre hechos de la época, generalmente relacionados con la guerra
entre moros y cristianos, ya sea desde el punto de vista de los españoles
(romances fronterizos) o de los árabes (romances moriscos). Estos últimos eran
compuestos por autores españoles que adoptaban el punto de vista de sus
rivales.
3. Romances
novelescos- Son los que ponen en evidencia un tema de
ficción.
4. Romances
líricos–
Son los que se centran en la expresión de emociones, más que en un relato.
PROCEDIMIENTOS
LITERARIOS– Podemos
hablar de una unidad de estilo en el “Romancero”, de ciertas e inconfundibles
constantes que se reconocen a nivel del lenguaje:
·Fragmentarismo:
el fragmentarismo por el cual el romance se crea separándose de un cuerpo
poético más extenso, da lugar a dos características casi permanentes: comienzo
abrupto (se omite la presentación de los personajes y de las circunstancias que
motivan su presente modo de actuar; a veces ni siquiera se menciona el nombre
de los personajes) y final trunco (los romances plantean determinadas
situaciones que cuando el autor cree ha llegado a su punto máximo, corta
rápidamente).
·Reiteraciones:
generalmente, tienen como función la de procurar un aumento de la fuerza
emotiva del romance, a la vez que le dan musicalidad.
·Descripción:
en los romances aparece una inclinación a lo estático, a la observación y al
detalle; es común el tipo de descripción enumerativa, en la que se van sumando
elementos.
·Diálogo:
son muy raros los romances que se limitan a la simple narración. Lo corriente
es que la narración se vivifique mediante la utilización del diálogo.
·Gusto por
lo suntuario: hay una clara introducción en los romances de
elementos finos y lujosos: oro, finas telas, joyas labradas, etc., es decir, lo
que el pueblo que escucha el romance admira, pero no posee.
·Uso del
diminutivo: se busca asignar al objeto un matiz afectivo.
·Actualización
de sucesos: los hechos que son del pasado (para el
narrador) se muestran como presente (para el lector). Esto se logra con el uso
de adverbios de tiempo (como “ya”), o con cambios en los tiempos verbales.
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