Camboriú recibe cada año más de 20.000 turistas
uruguayo
Más
de 10.000 visitaron el parque Beto Carrero en poco más de un mes.
Un cambio favorable y
el hábito cada vez más extendido de viajar dentro de la región, ya sea por vía
terrestre o aérea, reafirman esta temporada la presencia de uruguayos en los
estados brasileños de Río Grande del Sur y Santa Catarina, en donde más allá de
la isla de Florianópolis hay playas paradisíacas y muy buena infraestructura
para acoger a los visitantes.
A 1.315 kilómetros de
Montevideo y 1.000 del Chuy, el balneario Camboriú es uno de los ocho destinos
más requeridos de Brasil. Tiene 124.000 habitantes permanentes y fue visitado
por unas 600.000 personas en alta temporada.
Según informaron a El
País fuentes del Convention
& Visitors Bureau de
Camboriú, el año pasado 20.207 uruguayos eligieron el destino. Mayormente,
fueron turistas de clase media que viajaron en automóvil o en ómnibus. Desde
Montevideo el viaje por carretera demanda unas 16 horas y desde el Chuy 4
menos.
En tercer lugar, los
uruguayos viajaron en avión, que cuesta aproximadamente US$ 360 de ida y
vuelta, y es una forma cómoda y rápida de llegar, en vuelo directo hacia
Florianópolis y adicionando un recorrido terrestre de una hora y media.
"El perfil del
turista uruguayo depende de la época del año. Al final del año recibimos muchos
estudiantes y familias y en los meses de marzo y abril el público que tenemos
es de tercera edad", agregaron las fuentes del Convention
& Visitors Bureau, en
base a información de la oficina de turismo local y del Cristo Luz, uno de los
principales atractivos y emblema de la ciudad. Este complejo tiene la segunda
estatua de Jesucristo más grande de Brasil después de la de Río de Janeiro y es
gerenciado, desde hace años, por el uruguayo Miguel Fajardo.
Un cambio auténtico
A diferencia de
muchos destinos tradicionales, Camboriú ha hecho un notorio esfuerzo para dejar
de ser una propuesta exclusivamente de sol y playa y transformarse una ciudad
atractiva los 12 meses del año.
Tiene en construcción
—y muy avanzado— el centro de convenciones más grande del sur de Brasil y ha
hecho fuertes apuestas a la oferta recreativa y de aventura, para captar no
solamente a las familias, sino también al turismo joven.
Uno de los símbolos
del balneario es el Parque
Unipraias. Un moderno teleférico con 47 cabinas (bondinhos) entrelaza estaciones de ascenso y descenso,
trepa hasta el Morro de la Aguada y baja hasta la playa de Laranjeiras, de
aguas cristalinas y tranquilas. El viaje ofrece una vista privilegiada de la
ciudad y de la Mata Atlántica, que se puede recorrer en dos trenes que
zigzaguean la floresta. También es posible llegar a Laranjeiras en el
tradicional Barco Pirata, que durante el viaje presenta un show de aventuras al
mejor estilo Jack Sparrow.
Dejando los miedos de
lado, se ofrece la posibilidad de hacer una bajada vertiginosa en tirolesa (de
240 metros de altura y 750 de extensión) sobre la Mata Atlántica, donde el
aventurero viaja sentado en una silla suspendida por un cable a una velocidad
de 60 kilómetros por hora (foto superior).
Todos estos
atractivos fueron incorporados con una fuerte inversión en los últimos años.
Para quienes opten
por los paseos de tierra, la ruta Interpraias revela
paisajes únicos deslumbrantes. Desde ella se puede acceder a seis playas de la
costa sur, una de las cuales es Pinho,
el primer espacio público nudista de Brasil.
Otros cambios
notorios del balneario son los nuevos edificios de la zona céntrica, que cada
vez se hacen más altos y angostos, para aprovechar mejor los escasos espacios
de construcción disponibles.
Adrenalina,
shows y cultura alemana
A 37 kilómetros de
distancia de Camboriú se encuentra el Beto Carrero World, uno de los parques
temáticos más completos del mundo, con juegos mecánicos para niños y adultos,
espectáculos familiares, un zoológico inserto en la naturaleza y muchas otras
atracciones.
Desde la Navidad y
hasta fines de enero, más de 10.000 uruguayos visitaron el parque, lo que
confirma que se trata de un adicional muy requerido por quienes viajan a
ciudades como Florianópolis o Camboriú.
Se dice que el
creador de esta para nada pequeña Disneylandia sudamericana, João Batista
Sérgio Murad, conocido popularmente como Beto Carrero (1937-2008). Él ofreció
el parque a distintas ciudades pidiendo una exoneración de impuestos por varios
años, como contrapartida por el beneficio que éste traería a la actividad
turística, la generación de empleos y el desarrollo urbano. Finalmente, el Beto
Carrero World se instaló en la pequeñísima ciudad de Penha, en la provincia de
Santa Catarina, un lugar prácticamente desconocido de Brasil hasta que el sueño
de Batista, artista circense y empresario, un visionario para muchos, se
materializó en 1991.
En la actualidad, el
Beto Carrero World está asociado a dos estudios de Hollywood: DreamWorks y
Universal. Y es famoso por sus juegos cargados de adrenalina: montañas rusas
que dejan a los visitantes cabeza abajo y caídas libres desde 100 metros de
altura.
No muy lejos de allí,
la ciudad de Blumenau es un destino que merece visitarse para vivir el Brasil
de alma alemana y disfrutar de la cultura de la cerveza. Aunque es famosa por
su Oktoberfest (la segunda más importante del mundo después de la que se hace
en Alemania), la ciudad tiene fiestas y eventos durante buena parte del año.
Del 8 al 11 de marzo,
por ejemplo, se hará la novena edición del Festival Brasileño de la Cerveza, en
la que más de 700 marcas de todo el país se reunirán para una verdadera bacanal
de cervezas artesanales.
ANDRÉS LÓPEZ REILLY. 13 feb. 2017. Diario
EL PAÍS.
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