martes, 10 de mayo de 2016

Generación del 40´, Julio Cortázar

Cortázar y la Literatura Latinoamericana

Julio Florencio Cortázar , (26 de agosto de 1914 - París, 12 de febrero de 1984) fue un escritor, 
traductor e intelectual de nacionalidad argentina y francesa nacido en Bélgica. Optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el gobierno militar argentino.
Se lo considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto,
 la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas que inauguraron una
 nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, rompiendo los moldes clásicos mediante
 narraciones que escapan de la linealidad temporal.
Vivió casi toda su vida en Argentina y buena parte en Europa. Residió en Italia, España, Suiza y París, 
ciudad donde se estableció en 1951 y en la que ambientó algunas de sus obras.
Además de su obra como escritor, fue también un reconocido traductor, oficio que desempeñó, entre 
otros, para la Unesco.
A Cortázar se lo ubica dentro de la cuarta generación de narradores latinoamericanos identificada con el denominado Boom de la novela latinoamericana. Este boom de la narrativa se produjo en la década de
 1960, tuvo una vasta difusión mundial. El ambiente mundial siempre había estado protagonizado por escritores de Europa. Con ese boom literario se invirtió la situación y América Latina comenzó a sentirse 
literariamente en Europa. Es así que gracias a este desarrollo de la narrativa comienza a aumentar significativamente la demanda en Europa y Estados Unidos de los libros de escritores latinoamericanos, en un momento en que la novela europea daba claros signos de asfixia.
El "Boom" latinoamericano fue un fenómeno editorial y literario que surgió entre los años 1960 y 1970, cuando el trabajo de un grupo de cuentistas latinoamericanos relativamente jóvenes fue ampliamente 
distribuido por todo el mundo.
Los autores más representativos del "Boom" son Gabriel García Márquez de Colombia, Mario Vargas 
Llosa de Perú, Julio Cortázar de Argentina y Carlos Fuentes de México. Estos escritores desafiaron los convencionalismos establecidos en la literatura latinoamericana a través de obras experimentales de
 marcado carácter político, debido a la situación general de América Latina en la década de 1960.
En el período comprendido entre 1950 y 1975 se produjeron cambios importantes en la forma en que la
 historia y la literatura se planteaban en términos de interpretación y escritura. También se produjo un 
cambio en la percepción del español por los novelistas estadounidenses. El desarrollo de las ciudades, 
la mayoría de edad de una clase media grande, la Revolución Cubana, la Alianza para el Progreso, el
 aumento en la comunicación entre los países de América Latina y una mayor atención a América por
 parte de los Estados Unidos y Europa contribuyeron a este cambio.  Dentro de este convulsionado 
período, se ven afectados los escritores tal como se evidencia en sus explicaciones o testimonios.
Las novelas del "Boom" son esencialmente vanguardistas. Tratan al tiempo de una manera no lineal, 
suelen utilizar varias perspectivas o voces narrativas y cuentan con un gran número de neologismos 
(acuñaciones de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso blasfemias. Otras características notables del "Boom" son el tratamiento de los escenarios rurales y urbanos, el internacionalismo, el énfasis tanto en la historia y la política, así como el cuestionamiento de la identidad regional y nacional. La literatura del
 "Boom" rompe las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, convirtiendo esta mezcla en una nueva 
realidad.
Los escritores que conformaron el "Boom" de la novela, casi todos con ideología de izquierda, ‎
acapararon la atención mundial con una literatura que combinaba genialmente la ‎experimentación
 moderna con elementos distintivos de la vida y la cultura latinoamericanas. La ‎selva, el mito, la 
tradición oral, la presencia indígena y africana, la política turbulenta, la historia ‎paradójica y la
 búsqueda insaciable de identidad, se integraron en novelas monumentales cuyo ‎lenguaje poético
 lograba captar muchas de las experiencias contradictorias de América Latina y ‎exóticas o innovadoras
 para el Primer Mundo. Lo "normal" para los europeos y los ‎norteamericanos aparecía descrito como 
algo "mágico" para la mirada narrativa, y lo inaudito o ‎lo mágico para la mirada primermundista se 
describía como una cotidianidad ordinaria.‎
En este movimiento se le dio a la narrativa “realismo mágico” o el “real maravilloso” que es el 
enriquecimiento en el lenguaje: el uso de modismos regionales, juegos temporales, perspectivas 
múltiples, el estatus del antihéroe y otras cosas. Se introdujeron técnicas vanguardistas de narración.
 Logro que el español fuera traducido a otros idiomas para darle la vuelta al mundo y de esta forma, que los habitantes de otros países notaran la calidad literaria que existe en América Latina. El realismo mágico, es una característica propia de la literatura latinoamericana de la segunda mitad de siglo XX que funde la 
realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos, no tanto para reconciliarlos como para 
exagerar su aparente discordancia. El reto que esto supone para la noción común de la “realidad” 
lleva implícito un cuestionamiento de la “verdad” que a su vez puede socavar de manera deliberada el
 texto y las palabras, y en ocasiones, la autoridad de la propia novela.


El realismo mágico, nace a raíz de las discrepancias surgidas entre cultura de la tecnología y cultura de
 la superstición, y en un momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió la palabra en una herramienta infinitamente preciada y manipulable.

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Escrito final